Martina Martínez Tuya |
Cuatro viajes con un trayecto idéntico.
Cuatro viajes en tren en horas, dirección y tiempos distintos.
El paisaje es “eso otro” de uno mismo que está ahí para alejarse y para ensimismarse.
El presente es el tiempo muerto del viaje, pero es, también, la vivencia a la acude el pasado y en la que puede fabularse el futuro.
El movimiento de la conciencia es continuo. Conciencia hecha rememoración, sentimiento: vida en definitiva. Vida que surge gracias a la mirada cuando recrea de manera siempre distinta esos paisajes que el tren ignora, pero que se convierten en un todo sugerente y muy personal para la autora.