Martina Martínez Tuya

 

 

El fracaso educativo y las educaciones mil

 

El fracaso educativo no es sólo el que se refleja en los informes, internacionales o no, sino que afecta al conjunto de la vida y pone en serio peligro la convivencia y la supervivencia de la sociedad tal y como parece que la deseamos. Tampoco es algo reciente por más que sean legión los desmemoriados.

Caminar hacia una mejora de la situación implica abandonar la política del parcheo y encarar el problema, desmitificando y buscando soluciones radicales y realistas.

 Yo había puesto como epígrafes o partes de mi conferencia los siguientes:

Síntomas

Hª Clínica

Diagnóstico

Tratamiento

 Era una forma como otra de enfocar un tema de suyo muy complejo. Lo que no era es inocente.

 Dadas las circunstancias esto del fracaso educativo es ya una enfermedad – incluso podía pensarse que endémica- , pero creo que además, se ha convertido en una enfermedad crónica.

Por otra parte, hablar de eso en una hora más o menos – muy poco más desde luego- tiene que ser lo más parecido a la consulta médica de la Seguridad Social.

 Bien pues para no perder tiempo:

¿Qué le pasa al enfermo?

En esta parte hay que detenerse más bien poco. Es palmario.

Desde los informes PISA hasta la constatación de la calle de que “los niños, los jóvenes son hoy unos salvajes”, calificativo que comparten no pocos profesores. Los datos estadísticos, que aún admitiendo que tienen no pocos olvidos, los índices de error y algún que otro camuflaje, son muy explícitos en lo que se refiere a abandonos sin llegar a cuarto de la ESO, sin titulación. El número creciente y alarmante de expedientes disciplinarios y ¡Dios sabe lo que por unas razones o por otras cuesta hacer un expediente!. Hay otras cosas un poco más sofisticadas como por ejemplo:

Recurrir a ese Bachillerato en 3 años, aunque eso sí, y como de costumbre: sin orden ni concierto. Detalle que pone en evidencia el SEGUNDO GRAN PROBLEMA

El nivel de los aprobados, porque los que pasan a Bachillerato han aprobado la ESO, todos sin excepción.

Podríamos hablar también de esos 600 € prometidos para que los alumnos de Bachillerato no abandonen las aulas.

Eso y otras cosas en lo que a lo estrictamente académico se refiere, pero hay más, mucho más.

Es palmaria la dificultad para vivir, para aceptar la vida, para relacionarse, para divertirse, para el simple entretenerse y todo eso cuesta dinero, es fuente de mucho dolor y no poca angustia y cada vez más produce “La famosa alarma social”.

¿Qué me dicen de la violencia gratuita, del  disfrute en la misma directa o indirectamente?

¿Qué pensar de las depresiones en los niños  cada vez más pequeños y en los adolescentes?

Los Peter Pan, las relaciones sexuales precoces y sin precauciones, y en muchos casos con vivencias desastrosas, violencia “de género o no, son otros tantos síntomas.

Conclusión: esto no funciona. El enfermo está totalmente inestable.

 

            

 

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