Martina Martínez Tuya

El aprendizaje de la tolerancia

El aprendizaje de la tolerancia es un objetivo educativo, incluido en ese capítulo donde se encuentran los valores y las actitudes.

Se supone que ese aprendizaje garantizará a los jóvenes la capacidad para vivir en la sociedad, para vivir con los demás y con ellos mismos.

Algo muy importante, algo que en los días que corren se ha repetido hasta la saciedad y que habrá que considerar con un cierto detenimiento.

El objetivo: CONSEGUIR SER TOLERANTES,  será algo fundamental en el mundo que nos ha tocado vivir. La vida de cada uno y la vida del conjunto de la sociedad será imposible si no se alcanza.

La palabra TOLERANCIA llega desgastada, prostituida muchas veces. Abandonada con frecuencia a lo que a cada uno le pueda sugerir.

Su aprendizaje queda supeditado a esa transversalidad que casi nadie llega a entender y de la que todo el mundo o casi prefiere desentenderse.

Me gusta empezar siempre por el sentido de las palabras. Su origen, los usos que ha ido teniendo nos evitan traicionarlas,; nos lo evitan o nos lo impiden.

 La TOLERANCIA se entiende como un valor y como una actitud.

Prefiero empezar por la actitud porque nos entregará el para qué sirve, es decir: el valor (algo vale porque vale para algo, aunque algunos quieran confundir esto con el valer algo)

Dice José Antonio Marina en su definición, que es la mejor que he encontrado y también la que más me conviene para este caso: la actitud es la disposición voluntaria de la inteligencia que suscita, controla y dirige las operaciones mentales para conseguir un determinado tipo de ocurrencias.

Se que a más de uno, entro los que cuento a los docentes, les sorprenderá esta definición.

Una actitud no es un impulso, ni una creencia, ni un lugar común, ni un prejuicio. Si fuera cualquiera de esas cosas no sería jamás un objetivo educativo, sino objeto de adiestramiento o de adoctrinación.