Martina Martínez Tuya

 

 

Embarazos y abortos en las adolescentes

 

 

      En este tema, que ejemplifican las estadísticas:
      Aumento global de los aborto es de un 6,5 % anual, siendo el número total de 85.000.
      De esa cifra, 12.000 se dan en menores de 20 años y 369 en menores de 15.
      La tasa global en mujeres de 19 años o menos es del 10,57.
     Hay una aparente contradicción entre el dinero gastado en campañas a favor del uso de preservativo, la facilidad para adquirirlo, así como el tiempo y los recursos de todo tipo gastados en LA EDUCACIÓN SEXUAL (en la que intervienen todo tipo de asociaciones, ONGS, colectivos varios y variopintos).
      Contrasta, también, esta realidad con una supuesta mayor formación de los jóvenes.
      Es a destacar que las cifras han crecido sin parar, mientras que en estos años el número de adolescentes no ha hecho más que decrecer.
      Hay algo incuestionable: los medios empleados son ineficaces.
      Estamos ante un hecho de suma gravedad:
      Hay medios y no se utilizan.
      Hay información y no se utiliza.
      He empezado diciendo que había una aparente contradicción.
      Es aparente porque en realidad hay poca formación sexual – nula educación o casi- y la formación sexual que hay es mala.

      Me explico:

     La educación sexual que hiciera efectivos los recursos disponibles se quiere hacer compatible con:
        -   El culto a la espontaneidad –aquí con lo púlsatil, lo instintivo
        -   La propaganda explícita en los medios de una sexualidad sin responsabilidad. La banalización de las relaciones sexuales es lo habitual.
        -   El abandono de la  formación en el autocontrol tanto de los impulsos como de los simples movimientos.
        -   El sexo se ha convertido en un objeto más del consumismo.
        -  La propaganda descarada que incita a pensar que existe una real igualdad sexual entre el hombre y la mujer. Algo que nunca es cierto y menos que nunca en las edades que nos ocupan.
        -   La ausencia de una educación sentimental dentro de un marco educativo que abarque el desarrollo de la personalidad en su sentido más amplio.
        -   Los mitos sexuales, que pueden no ser iguales que los de otras épocas, pero que siguen existiendo  unidos a un sentido fatalista muy arraigado y yo diría que en aumento por el fenómeno de la aculturación generalizada.
 
       Las chicas se encuentran en una situación de infancia robada y de pubertad desviada.
      Su manera de decidir (en el supuesto de que las relaciones no se lleven a cabo bajo los efectos del alcohol o las drogas) es en la inconsciencia. Hoy se está retrasando la edad infantil en todos los campos,  menos en los aspectos biológicos.
      Las púberes y adolescentes son incapaces de medir los riesgos.
      Se entregan, con demasiada frecuencia, bajo presiones de los chicos. El chantaje emocional y psicológico está a la orden del día, así como los malos tratos cada vez más frecuentes.
 
      La sociedad no puede seguir trivializando estos temas y mintiendo.
 
      En formación: si el sexo se adelanta biológicamente hay que compensarlo educativamente para que sea posible la continuidad de la maduración.
      El sexo precoz detiene el desarrollo y excluye la pubertad cultural. Hoy, que debería ser posible acabadas las trabas económicas que impedían el acceso a la cultura, se ve cercenado por la irresponsabilidad de cuatro reprimidos que se creen liberados y llevan años adoctrinando en el tópico del sexo cuanto más mejor, cuanto antes mejor y no importa cómo. Eso,  y el silencio de la mayoría de los profesores y de la sociedad en su conjunto.
 
      El sexo precoz excluye el erotismo, la sofisticación , el juego y el refinamiento que supone la prevención, propiciando las experiencias más desagradables y de graves consecuencias.
      Las campañas del preservativo parecen olvidar que usarlo requiere un claro autocontrol, un mínimo de destreza, un reducir y compensar los inconvenientes que presenta con algo más que el furor de las hormonas adolescentes. Necesita un profundo respeto hacia el otro… en definitiva una madurez.
     La píldora requiere responsabilidad, decisiones controladas anteriores y posteriores al impulso. Requiere ir al médico – las adolescentes son muy poco autónomas aunque parezca lo contrario- Incluso en los centros de planificación se encuentran avergonzadas, pasando con frecuencia a ser descaradas, lo que es en definitiva otra forma de avergonzarse.
      La píldora del día de después es algo tan frecuente que hace ver hasta qué punto se utiliza como un método anticonceptivo.
 
      Este panorama nos trae a la actualidad una situación en la que la injusticia generada por un intento de igualdad entre los sexos tiene tintes dramáticos.
      Un aborto es un trauma para la mujer. Lo es en el momento clínicamente; lo es -antes y después- psicológicamente.
      El precio es siempre una castración, un alejamiento emocional. Eso no significa que más tarde no pueda – como siempre que queremos ignorar una realidad de nosotros mismos – cobrarnos un precio.
      Se ha dedicado dinero, esfuerzos, tiempo, pero no se ha hecho una revisión seria del fracaso de todo lo invertido y va siendo hora de que se haga.

          

 

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